SELECCIÓN DE TEXTOS. BLOQUE 1
TEXTO 1. Curso de literatura Europea. Vladimir Nabokov. Fragmentos de la conferencia: “Buenos escritores, buenos lectores” FRAGMENTO 1 (pág 23) …. Al leer, debemos fijarnos en los detalles, acariciarlos. Nada tiene de malo las lunáticas sandeces de la generalización cuando se hacen después de reunir con amor las soleadas insignificancias del libro. Si uno empieza con una generalización prefrabricada, lo que hace es empezar desde el otro extremo, alejándose del libro antes de haber empezado a comprenderlo. Nada más molesto e injutso para con el autor que empezar a leer, supongamos, Madame Bovary, con la idea preconcebida de que es una denuncia de la burguesía. Debemos tener siempre presente que la obra de arte es, invariablemente, la creación de un mundo nuevo, de manera que la primera tarea consiste en estudiar ese mundo nuevo con la mayor atención, abordándolo como algo absolutamente desconocido, sin conexión evidente con los mundos que ya conocemos. Una vez estudiado con atención este mundo nuevo, entonces y sólo entonces estaremos en condiciones de examinar sus relaciones con otros mundos, con otras ramas del saber.
Otra cuestión: ¿Podemos obtener
información de una novela sobre lugares y épocas? ¿Puede ser alguien tan
ingenuo como para creer que esos abultados best-sellers difundidos por
los clubs del libro bajo el enunciado de “novelas históricas” pueden contribuir
al enriquecimiento de nuestros conocimientos sobre el pasado? Pero ¿y las obras
maestras? ¿Podemos fiarnos del retrato que hace Jane Austen de la Inglaterra
terrateniente, con sus baronets y sus jardines paisajistas, cuando todo lo que
ella conocía era el salón de un pastor protestante? Y Casa Desolada, esa
fantástica aventura amorosa en un Londres fantástico, ¿podemos considerarla un
estudio del Londres de hace cien años? Desde luego que no. Y lo mismo ocurre
con las demás novelas de esta serie. La verdad es que las grandes novelas son
grandes cuentos de hadas… y las que vamos a estudiar aquí lo son en grado sumo. FRAGMENTO 3 El tiempo y el espacio, el color de las
estaciones, el movimiento de los músculos y de la mente, todas esas cosas no
son, para los escritores de genio (por lo que podemos suponer, y confío en que
suponemos bien), nociones tradicionales que pueden sacarse de la biblioteca
circulante de las verdades públicas, sino una serie de sorpresas
extraordinarias que los artistas maestros han aprendido a expresar a su manera
personal. La ornamentación del lugar común incumbe a los autores de segunda
fila; éstos no se molestan en reinventar el mundo; sólo tratan de sacarle el
jugo lo mejor que pueden a un determinado orden de cosas, a los modelos
tradicionales de la novelística. Las diversas combinaciones que un autor de
segunda fila es capaz de producir dentro de estos límites fijos pueden ser
bastante divertidas, pese a su carácter efímero, porque a los lectores de
segunda les gusta reconocer sus propias ideas vestidas con un disfraz
agradable. Pero el verdadero escritor, el hombre que hace girar planetas, que
modela a un hombre dormido y manipula ansioso la costilla del durmiente, esa
clase de autor no tiene a su disposición ningún valor predeterminado: debe
crearlos él. El arte de escribir es una actividad fútil si no supone ante todo
el arte de ver el mundo como el sustrato potencial de la ficción. Puede que la
materia de este mundo sea bastante real (dentro de las limitaciones de la
realidad), pero no existe en absoluto como un todo fijo y aceptado: es el caos;
y a este caos le dice el autor: “”!Anda!”, dejando que el mundo vibre y se
funda. Entonces, los átomos de este mundo, y no sus partes visibles y
superficiales, entran en nuevas combinaciones. El escritor es el primero en
trazar su mapa y poner nombre a los objetos naturales que contiene. Estas bayas
son comestibles. Ese bicho moteado que se ha cruzado veloz en mi camino se
puede domesticar. Aquel lago entre los árboles se llamará Lago de Opalo
o, más artísticamente, Lago Aguasucia. Esa bruma es una montaña… y
aquella montaña tiene que ser conquistada. El artista maestro asciende por una
ladera sin caminos trazados; y una vez arriba, en la cumbre batida por el
viento, ¿con quién diréis que se encuentra? Con el lector jadeante y feliz. Y
allí, con un gesto espontáneo, se abrazan y, si el libro es eterno, se unen
eternamente. ( pág 28) La literatura no nació el día
en que un chico llegó corriendo del valle neanderthal gritando “el lobo, el
lobo”, con un enorme lobo gris pisándole los talones; la literatura nació el
día en que un chico llegó gritando “el lobo, el lobo”, sin que le persiguiera
ningún lobo. El que el pobre chaval acabara siendo devorado por un animal de
verdad por haber mentido tantas veces es un mero accidente. Entre el lobo de la
espesura y el lobo de la historia increíble hay un centelleante término medio.
Ese término medio, ese prisma, es el arte de la literatura. FRAGMENTO 5
Al narrador acudimos en busca del
entretenimiento, de la excitación mental pura y simple, de la participación
emocional, del placer de viajar a alguna región remota del espacio o del
tiempo. Una mentalidad algo distinta, aunque no necesariamente más elevada,
busca al maestro en el escritor. Propagandista, moralista, profeta: ésta es la
secuencia ascendente. Podemos acudir al maestro no sólo en busca de una
formación moral sino también de conocimientos directos, de simples datos. ¡Ay!,
he conocido a personas cuyo propósito al leer a los novelistas franceses y rusos
era aprender algo sobre la vida del alegre París o de la triste Rusia. Por
último, y sobre todo, un gran escritor es siempre un gran encantador, y aquí es
donde llegamos a la parte verdaderamente emocionante: cuando tratamos de captar
la magia individual de su genio, y estudiar el estilo, las imágenes, y el
esquema de sus novelas o de sus poemas.
TEXTO 2 Antonio Gala, Los papeles del agua, p. 9 “Que no se pongan moños los que escriben, ya lo hagan bien o mal: eso nadie lo sabe hasta después. Porque todo es literatura. En el sentido estricto y en el despectivo a la vez. Si no se escribe, si no se cuenta, nada existe ni dura. Aunque parezca susurrada, secreta o al menos sigilosa, la política es literatura en cuanto trata de explicar y explicarse y de proliferar. Y en cuanto trata de convencer y apear sus absurdos, la teología es también literatura en el peor sentido de la palabra. Y la justicia y la economía y el latrocinio y la desigualdad de clases. Y, por encima de todo, el amor: una moneda muy valiosa que no sirve para comprender absolutamente nada (Voltaire atisbó algo: “Curtir la piel del oso que devoró a Abacaba no consuela”) o la cenestesia, ese resumen de nuestro interior y de nuestro exterior, esa confusa síntesis de nuestras sensaciones”
TEXTO 3. PLATÓN, Fedro o de la Belleza. "SOCRATES: Puedo al menos contarte una tradición que viene de los antiguos, pero lo que hay de verdad en ella sólo ellos lo saben. Con todo, si por nuestras propias fuerzas pudiéramos nosotros descubrirlo, ¿seguiríamos acaso preocupándonos de las opiniones humanas? FEDRO: Es ridículo preguntarlo. Vamos cuéntame lo que afirmas haber oído. SOCRATES: He oído contar, pues, que en Naucratis de Egipto vivió uno de los antiguos dioses de allá, aquel cuya ave sagrada es la que llaman ibis, y que el nombre del dios mismo era Theuth. Este fue el primero que inventó los números y el cálculo, la geometría y la astronomía, a más del juego de damas y los dados, también los caracteres de la escritura. Era entonces rey de todo el Egipto Thamus, cuya corte estaba en la gran ciudad de la región alta que los griegos llamaban Tebas de Egipto y cuyo dios es Amón, y Theuth vino al rey y le mostró sus artes afirmando que debían comunicarse a los demás egipcios. Thamus entonces le preguntó que utilidad tenía cada una, y a medida que su inventor las explicaba, según le parecía que lo que se decía estaba bien o mal, lo censuraba o lo elogiaba. Así fueron muchas, según se dice, las observaciones que, en ambos sentidos, hizo Thamus a Theuth sobre cada una de las artes, y sería muy largo exponerlo. Pero cuando llegó a los caracteres de la escritura: "Este conocimiento, !oh rey! -dijo Theuth-, hará más sabios a los egipcios y vigorizará su memoria: es el elixir de la memoria y de la sabiduría lo que con él se ha descubierto". Pero el rey respondió: !Oh ingeniosísimo Theuth! Una cosa es ser capaz de engendrar arte, y otra ser capaz de comprender que daño o provecho encierra para lo que de ella han de servirse, y así tú, que eres el padre de los caracteres de la escritura, por benevolencia hacia ellos, les has atribuido facultades contrarias a las que poseen. Pues este invento dará origen en las almas de quienes lo aprendan el olvido, por descuido de la memoria, ya que, fiándose a la escritura, recordarán de un modo externo, valiéndose de caracteres ajenos; no desde su propio interior y por su propio esfuerzo. Así que no es un remedio para la memoria, sino para suscitar en el recuerdo lo que es tu invento. Apariencia de sabiduría, y no sabiduría verdadera procuras a tus discípulos. Pues habiendo oído hablar de muchas cosas sin instrucción, darán la impresión de conocer muchas cosas, a pesar de ser en su mayoría unos perfectos ignorantes; y serán fastidiosos de tratar, porque se habrán convertido en sabios en su propia opinión, en lugar de sabios".
TEXTO 4. FÁBULA DE ESOPO EL PASTOR Y EL LOBO Un pastor estaba guardando su rebaño no lejos del pueblo, y pensó que sería divertido asustar a los vecinos diciendo que los lobos atacaban al rebaño. En consecuencia, empezó a gritar: "¡Que viene el lobo! ¡El lobo!", y cuando llegaron a toda prisa los vecinos, él se rió de sus temores. Repitió la broma varias veces, y los campesinos una y otra vez vieron que habían acudido a la carrera inútilmente.No obstante, un día, vino el lobo realmente y el pastor gritó: "¡Que viene el lobo! ¡El lobo!", lo más fuerte que pudo. La gente del pueblo estaba ya tan acostumbrada a oírlo que nadie le hizo caso ni corrió en su ayuda. Y el lobo, sin encontrar resistencia, pudo comerse todas las ovejas. Moraleja: A un mentiroso no lo cree nadie ni cuando dice la verdad.
TEXTO 5 “Al principio creó Dios el cielo y la Tierra. La Tierra era soledad y caos, y las tinieblas cubrían el abismo, pero el espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas. Dijo Dios: “Haya luz”, y hubo luz. Y vio Dios cómo era buena la luz y la separó de las tinieblas; y llamó a la luz día y a las tinieblas noche. Hubo así tarde y mañana: Día primero”. La Biblia
TEXTO 6 “En primer lugar existió el Caos. Después Gea la de amplio pecho, sede siempre segura de todos los inmortales que habitan la nevada cumbre del Olimpo. En el fondo de la tierra de anchos caminos existió el tenebroso Tártaro. Por último, Eros, el más hermoso entre los dioses inmortales, que afloja los miembros y cautiva de todos los dioses y todos los hombres el corazón y la sensata voluntad en sus pechos. Del Caos surgieron Érebo y la negra Noche. De la Noche a se vez nacieron el Éter y el Día, a los que alumbró preñada en contacto amoroso con Érebo. Gea alumbró primero al estrellado Urano con sus mismas proporciones, para que la contuviera por todas partes y poder ser así sede siempre segura para los felices dioses. También dio a luz a las grandes Montañas, deliciosa morada de diosas, las Ninfas que habitan en los boscosos montes. Ella igualmente parió al estéril piélago de agitadas olas, el Ponto” Teogonía, Hesíodo
TEXTO 7 “Luego de reforzar la prisión de sus enemigos y de sellar y sujetar a su pecho las Tabletas del Destino, el Señor volvió sobre el cuerpo de Tiamat. Despiadadamente aplastó su cráneo con la maza, separó los conductos de su sangre, que el huracán llevó a lugares secretos, y al ver la carne monstruosa concibió ideas artísticas. Así es que cortó a lo largo el cadáver como si fuera un pescado, levantando a una de sus partes hasta lo alto del cielo. Allí la encerró y colocó un guardián para que impidiera la salida de las aguas. Luego atravesando los espacios inspeccionó las regiones y, midiendo el abismo, estableció su morada sobre él. Así creó los cielos y la tierra y estableció sus límites. Entonces, construyó casas para los dioses, iluminándolas con estrellas. Después de hacer el año, determinó en él doce meses por medio de sus figuras. A estas las dividió hasta precisar los días”. Poema de la creación
TEXTO 8 Antes
del mar y de las tierras y, el que lo cubre todo, el cielo, Tal lid un dios y una mejor naturaleza
dirimió, Metamorfosis, Ovidio
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