La estética, temática e ideología del teatro isabelino van unidas al contexto histórico-social y cultural en el que se produce, al igual que en las demás culturas. Los grandes artistas son, como todos los mortales, hijos de su tiempo. Hacia el absolutismo inglés: Como otros reinos europeos, la Inglaterra de los siglos XIV y XV intentó consolidarse como país definiendo claramente sus dominios insulares. La iniciativa de ensanchamiento partió del reino de Inglaterra de manera similar a la operación que desarrolló Castilla cuando se fusionó con León. Con la victoria ante la Armada Invencible de Felipe II comienza la consolidación del espíritu nacional inglés. Con Isabel I (1558-1603) el país consigue un periodo de gran prosperidad al producirse el importante despegue de su capitalismo industrial apoyado por un fuerte incremento de la población. Por otra parte, el contrabando de esclavos negros y la riqueza de los navíos ingleses dotaba de gran actividad al puerto de Londres. Esta riqueza hace surgir una gran industria metalúrgica y da lugar al gran mercado financiero londinense. Ello siguió beneficiando a la corte, nobleza y grandes monopolios, con el consiguiente perjuicio para el campesinado. Si en Europa la Reforma partió de teólogos y juristas, en Inglaterra fue desde el poder. La disolución del matrimonio de Enrique VIII con Catalina de Aragón no fue simplemente por el amor hacia Ana Bolena, sino por temor de que aquélla no tuviera descendencia masculina. El rey instigó al clero inglés, amenazó, presentó su caso ante las universidades europeas y, finalmente, logró disolver su primer matrimonio. En 1534 el Parlamento aprobó una ley según la cual el rey era reconocido como Jefe Supremo de la Iglesia de Inglaterra y de esta manera de instauró el anglicanismo como religión oficial (de esta manera se divorció de su primera esposa y se casó con Ana Bolena, con la que tuvo a Isabel, que sucedería tras algunos vericuetos, hermanos en el trono y luchas de poder, a Enrique VIII). El reinado de Isabel I será el tiempo del segundo renacimiento inglés y el último periodo de la "alegre Inglaterra", ya que tras su muerte en 1603 comenzó un periodo de puritanismo, estricto y sombrío que una repercusión negativa en la vida pública, en las libertades y en las artes. 2. Evolución del teatro inglés y principales autores El autor más significativo de principios del s. XVI es sin duda el anglicano John Bale. Un título como A comedy concerning three Lawes, of Nature, Moses and Christ, corrupted by Sodomytes, Pharysees and Papistes basta para declarar sus intenciones de claro apoyo a Enrique VIII. La obra parece ser de 1538, es decir, de dos años después de la ruptura con Roma y de la proclamación del anglicanismo religioso. Con esta figura se inicia un género de gran importancia en el teatro isabelino, el drama histórico, basado en la propia historia nacional. En el pasado que la conforma se buscan las raíces de su identidad y la justificación de los hechos recientes. Las "Crónicas de Inglaterra, Escocia e Irlanda" del historiados inglés Holinshed conforman una enorme compilación de materiales históricos, ilustrada con algunos grabados, fueron fuente de datos y de inspiración para los dramaturgos isabelinos. El drama histórico refleja la reflexión y las dudas que asaltan la conciencia inglesa, aparte de convertirse en una forma eficaz de instrucción y propaganda. La dramaturgia al servicio de la ideología dominante será moneda corriente en la Inglaterra del siglo XVI.
A mitad del reinado de Isabel I tiene lugar en Inglaterra (fundamentalmente entre 1580 y 1650) la mayor eclosión de dramaturgos de calidad que haya conocido este país en su historia. Se les conoce con el nombre de isabelinos por haber producido la mayor parte de sus obras durante este periodo. En 1660 se prohibieron las representaciones y se cerraron los teatros por la guerra civil y los enfrentamientos religiosos de la época. Thomas Kyd, Christopher Marlowe y Benjamin Jonson fueron los más destacados dramaturgos de este tipo después de William Shakespeare. Marlowe (1564-1593), en particular, tiene una biografía plagada de desórdenes, infamias y escándalos. Marlowe abandona toda fe y práctica religiosa, lo cual se deja ver en su teatro, cuya temática y argumentos, extraídos de la mitología, del medioevo y de la historia reciente, nos muestran el absurdo y el horror humanos. Destacan sus obras La tragedia del doctor Fausto (1558) o sus Eduardo II y El mercader de Venecia que influirían en las obras de Shakespeare. Thomas Kyd (1558-1594) escribió un Hamlet que se perdió sin ser publicado. Su temática e historia -que Shakespeare desarrolló posteriormente- fue recogida en la que posiblemente sea la obra más representada en su época, La tragedia española (1587).
Por su lado, Benjamin Jonson (1572-1637), considerado como el más digno rival y también amigo de Shakespeare, vivió el esplendor del teatro isabelino hasta 1642. Entre sus mejores producciones están Volpone, La mujer silenciosa y El alquimista. Lo más característico de Jonson es sin duda la comedia de humores, como algunos críticos la califican. Dicha expresión viene del enfrentamiento de caracteres y temperamentos debido a la influencia sobre la psique de los distintos humores que riegan el cuerpo humano. Humores y caracteres psicológicos se relacionan. La introversión, las deformaciones más caricaturescas, los apetitos de poder o de placer, definen a estos personajes. 3. Características del teatro isabelino Este teatro no siguió las reglas clásicas; como ya sabes por la lectura de Shakespeare, también se mezclaban géneros dramáticos como por ejemplo la mezcla de la comedia con la tragedia. También se mezclan personajes de diferentes clases: nobles, burgueses y plebeyos. Por último, también mezclaban prosa y verso. Es de destacar la abundancia de temas históricos en este periodo de fortalecimiento de la Inglaterra política y de creación de sus símbolos nacionales modernos.
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