Coleridge. Comentario de texto del poema Kubla Khan




Génesis del poema Kubla Khan de S. Coleridge *

 EL PALACIO DE LOS SUEÑOS

 Primer acto (año de 1260). El emperador Kublai Kan de China (1215-1294) establece su residencia en Shang-tu al sudeste de Mongolia. Lo acompaña un grupo inverosímil de tres mercaderes venecianos, el más joven de los cuales es un muchacho de nombre Marco Polo, destinado a trascender como el más famoso viajero de Europa. Marco Polo debió establecer muy buenas relaciones con el emperador para que éste le enviara de regreso a Europa como su emisario ante el papa, al que habría de llevar regalos y, curiosamente, solicitarle algo del aceite de la lámpara que arde en el Santo Sepulcro de Jerusalén. Diez años después Marco Polo regresa a China, le presenta a Kublai Kan el aceite sagrado y permanece bajo su protección por 17 años. Ante la próxima muerte del emperador y la consecutiva incertidumbre, Marco Polo regresa a Venecia hacia 1291, es encerrado por los genoveses en una celda con un escritor de romances y cuentos de caballerías, un tal Rusticello. La asociación de esos hombres es afortunada: Marco le dicta a Rusticello sus memorias, las que, después de unos meses de ver la luz, son copiadas por docenas de escribanos que con frecuencia agregan de su cosecha o restan partes. La historia, o mejor dicho la leyenda del viaje de Marco Polo se disemina por Italia y Kublai Kan empieza a surgir como una especie de rey Arturo de China.

 La figura de Kublai Kan y su palacio de verano vendrían a inflamar la imaginación de muchos rincones de Europa. Un ejemplo de trascendencia: sabemos que el manuscrito llegaría, a la larga, a las manos de otro aventurero italiano, quien al leerlo vislumbró llegar hasta Asia dirigiéndose hacia el poniente en vez de al oriente. Su nombre era Cristóbal Colón.

 Segundo acto (1797). El gran poeta del romanticismo inglés, Samuel Taylor Coleridge (1772-1834), escribe uno de los poemas más impresionantes de su lengua: Kubla Khan. El poema, de lenguaje exquisito y embriagador, es corto y extraño como un sueño intensamente vívido. El tema es totalmente ajeno a la experiencia cotidiana: un paraíso que Kubla Khan pretende cristalizar con la edificación de un domo magnífico es transformado por las fuerzas telúricas de la tierra y deviene una nueva creación con elementos terrenales y celestiales, humanos y naturales, creación que el poeta recobra a través del éxtasis de su arte. El profundo simbolismo de las imágenes de Coleridge es asombroso. Al principio del poema un río sagrado y subterráneo —¿el río de la vida?— corre bajo el domo, pero sobreviene una catástrofe, una erupción que lo descubre y el Khan oye voces antiguas que amenazan con la guerra. A pesar de ellas se produce un milagro y emerge del caos un domo solar suspendido en el aire sobre profundas cuevas de hielo. Una musa recobra esta visión para el poeta en un sueño con un canto y todos los que lo escuchan perciben la armonía de los números y el cosmos. Al fin, un hombre de ojos relucientes y cabellera al viento, una combinación del poeta en éxtasis y Apolo tañendo su lira, se embriaga con la leche del paraíso, que no es otra que el alimento del genio.

 Tan misterioso como el propio poema es el escrito en el que Coleridge detalla las extraordinarias circunstancias de su composición. Indispuesto por un malestar, el poeta se administra un anodino, es decir, un narcótico analgésico que con toda seguridad corresponde al opio, al que Coleridge recurría con frecuencia. Bajo su efecto el poeta lee el pasaje de un libro que describe la construcción de un palacio por órdenes de Kublai Kan. El palacio constituye un mundo de placeres al que se llevaron los más bellos animales y las plantas más delicadas, un palacio que, además, podría transportarse de un lugar a otro (quizás para no olvidar los orígenes nómadas del propio emperador). Ahora bien, en una especie de ensueño o de trance durante la lectura, Coleridge compone un poema de no menos de 300 versos, si acaso se puede llamar "componer" a la visión de imágenes asociadas a sus correspondientes expresiones. Al despertar tomó pluma y papel para escribir el poema pero una distracción hizo que olvidara la mayor parte. El resultado es lo que Coleridge llamó "el fragmento de una visión".

 Tercer acto (1952). El escritor argentino Jorge Luis Borges publica en su obra Otras inquisiciones un corto ensayo titulado El sueño de Coleridge, en el que refiere las peculiares circunstancias oníricas en las que fue escrito el poema Kubla Khan, que difícilmente pueden sorprender a Borges, quien recuerda que un sueño le dio el argumento de El doctor Jekyll y Mr. Hyde a Robert Louis Stevenson. Lo que sí le sorprende es el hecho de que 20 años después de publicado y 40 después de compuesto Kubla Khan, apareciera la primera versión occidental de una historia del mundo compilada por un tal Rashid ad-Din en el siglo XIV y en la que se lee que Kublai Kan erigió un palacio según un plano ¡que había visto en un sueño!

 Para quienes, con razón, duden de la autenticidad de la cita, ya que Borges suele inventar referencias verosímiles, diremos que, efectivamente, la historia universal de Rashid ad-Din (1247-1318), judío converso al Islam, se considera una de las grandes historias de su tiempo, ya que el autor usó fuentes confiables para exponer el mundo contemporáneo de la China, la India y la Europa medieval.

 De esta forma parecería muy probable que el emperador mongol haya soñado y edificado un palacio y que, 500 años más tarde, el poeta inglés haya soñado y escrito un poema sobre el palacio. Comparadas con semejante simetría, nada son para Borges las levitaciones, resurrecciones y apariciones de los libros piadosos. Pero ¿cuál es la explicación de esta simetría? El enfoque racional diría que se trata de una coincidencia como las formas que dibujan las nubes; el irracional, que el alma del emperador penetró en la del poeta para que éste reconstruyera el palacio en palabras, que duran más que los edificios. Ninguna de las dos satisface al argentino. Le parece, en cambio, que la similitud deja entrever un plan en desarrollo: un arquetipo ingresa paulatinamente en el mundo; alguien, dentro de siglos, soñará el palacio y le dará, tal vez, forma de música.

 Colofón (1991). Un nuevo bucle intriga esta ardua y dispersa historia de palacios, sueños, arquetipos y narcóticos: la figura del Viejo de la Montaña, un jeque del siglo XII que comandaba un grupo de bandoleros en Alamut, una región de Siria y que en premio les llevaba a un palacio paradisiaco donde les ofrecía los mayores placeres. El hashish, un preparado resinoso de la marihuana, era prodigado en abundancia y bajo sus efectos el jeque persuadía a sus adeptos a que realizaran los más variados crímenes. Por ello se nombraba a esta secta hashishins, voz que, se dice, dio origen a la palabra "asesino". Tenemos aquí el elemento central de nuestra recurrente historia milenaria: un palacio paradisiaco envuelto en el vapor del sueño farmacológico. Pero hay una sincronía aún más curiosa: el nombre del Viejo de la Montaña era... ¡Rashid ad-Din., un homónimo del autor de la historia que impresionó a Borges.

Biografía de Samuel Taylor Coleridge

 

(Ottey Saint Mary, Gran Bretaña, 1772-Londres, 1834) Poeta, crítico y filósofo británico. Hijo de un pastor anglicano y huérfano desde su niñez, estudió en el Jesus College de Cambridge, donde trabó amistad con el poeta Robert Southey. Ambos siguieron con entusiasmo los acontecimientos de la Revolución Francesa, hasta el punto de que su fracaso les llevó a planear la fundación de una comunidad regida por principios democráticos, proyecto que nunca llevarían a la práctica. En esta época, Coleridge se casó con Sarah Fricker, aunque en realidad no la amaba.

En 1795 conoció al poeta William Wordsworth, relación que se plasmó en la escritura en colaboración de Baladas líricas, de 1798, obra con la que introdujeron el Romanticismo en la literatura inglesa. Fueron años de plenitud creativa, plasmada en poemas como Kubla Khan, escrito en un arrebato de inspiración y bajo los efectos del opio, según su propia confesión. A esta época corresponde también la balada El viejo marino (1797-1798), uno de los mejores ejemplos, junto con la anterior, de la que ha dado en llamarse «poesía de misterios». El hermético simbolismo del poema, en el que un viejo y solitario marino mata, sin que se sepa el motivo, a un albatros, para sufrir a partir de entonces una serie de penalidades y tormentos, ha dado lugar a numerosas interpretaciones, aunque parece claro que está relacionado con el tema romántico de la culpabilidad y la pérdida del contacto entre los seres humanos y la naturaleza.

En el otoño de 1798, Coleridge y Wordsworth realizaron un viaje por Alemania, durante el cual aprendió alemán y recibió la influencia de las nuevas corrientes filosóficas germanas, en especial a través la obra de Immanuel Kant.

Su enamoramiento de Sara Hutchinson agudizó los problemas matrimoniales; escribió entonces Abatimiento: una oda (1802), inicialmente una carta dirigida a su nuevo amor, composición que representa casi su adiós a la poesía. La obra está escrita en el estilo de su «poesía conversacional», de tradición dieciochesca pero a la que imprime una mayor intensidad romántica. A esta etapa corresponden el deterioro acelerado de su salud y su adicción al consumo de opio.

Para recuperar la salud se trasladó a Malta, donde fue secretario del gobernador sir Alexander Ball, y en 1806 visitó Italia. A su regreso a Inglaterra dictó su famosa serie de conferencias sobre literatura y filosofía. Los últimos años de su vida se vieron ensombrecidos por graves desequilibrios nerviosos, lo cual le alejó de su familia y le llevó a aceptar la protección y los cuidados de un admirador suyo, el médico James Gillman, en cuya residencia londinense se instaló en 1816.

Su labor como crítico fue crucial para la crítica literaria inglesa, a la que aportó nuevos criterios y conceptos; su obra fundamental en el citado cambio es Biografia literaria (1817). Alabado por sus contemporáneos por su espíritu europeísta, poeta y crítico literario de primer orden, concibió la imaginación poética como el elemento mediador entre las diversas culturas modernas, idea central de la estética romántica.
 
* Materiales extraídos de la página web de la profesora María García Zambrano
http://liu2c.blogspot.com/2011/01/genesis-del-poema-kubla-khan-de-s.html
Un artículo interesante sobre los problemas de traducción de la obra lo enocontraréis en este enlace junto con una traducción alternativa:


Representación de Xanadú
 
Retrato de Kubla Khan

Otra imagen pictórica de Xanadú gracias a la colaboración de Eva Solana
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